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martamullor Quien no arriesga no ama. No arriesga el que un sábado por la noche se queda en casa. El que cancela una cita y tiembla por el vértigo al que pasará. No arriesga el que no empieza por el miedo a cómo acaba. El que protege a su corazón con vacía verborrea y no se tira a la piscina por sino hay agua. Porque arriesgar puede hacerte perder y sufrir, pero también es la única forma de atravesar el hielo, de levantar el vuelo y tocar el cielo. Porque quien no arriesga, no vive, ni gana, ni ama.